El día 8 de marzo, se celebra el día internacional de la mujer trabajadora, el cual está recogido por las Naciones Unidas.
En tal día como este, se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo integro como persona. Es, además, fiesta nacional en algunos países y es conmemorada por Naciones Unidas.
La creación de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, en plena revolución industrial. La celebración recoge una lucha que ya se había empezado en la antigua Grecia y que se reflejó en la Revolución Francesa, en la cual las parisinas pedían "libertad, igualdad y fraternidad". Pero no fue hasta los primeros años del siglo XX, cuando se comenzó a proclamar la celebración de una jornada de lucha específica para la mujer y sus derechos.
En 1911, más de un millón de personas en Austria, Alemania, Suecia y Dinamarca reivindicaron derechos laborales para las mujeres, tales como el derecho al voto, la ocupación de cargos públicos y, en definitiva, el fin a la discriminación en el trabajo.
Durante los últimos años se han ido reconociendo derechos a las mujeres que ya les pertenecían.Un gran paso ha sido la aprobación en el Senado de la Ley de Igualdad. Una norma que, aún pendiente de su aprobación en el Congreso, establece la creación de 43 nuevos juzgados de violencia doméstica, la ampliación del permiso de maternidad por hijos prematuros, el impulso a la paridad en el trabajo para que, de aquí a cuatro años, los Consejos de Administración estén formados por un 40% de mujeres.
Hay que tener en cuenta que no es un día de celebraciones, sino de conmemoraciones. Es un día en el que se debe reivindicar el repesto y la igualdad de la mujer, ya que, aunque la situación de la mujer ha avanzado de forma significativa, aun quedan muchas cosas por hacer para que la igualdad sea completa entre hombres y mujeres.
96 años después de ese día en el que más de un millón de personas salieron a reivindicar los derechos de la mujer, encontramos una situación mejor, pero que sigue arrojando múltiples desigualdades. Y es que aún es muy escasa la ocupación de mujeres en puestos directivos. Se percibe un leve progreso en este sentido, al conocer recientes noticias como que, por primera vez, una mujer dirigirá la Universidad de Harvard desde su creación en 1636, o que también es el primer año en el que el Premio Turing (considerado el Premio Nobel de la Informática) recae en una mujer, en concreto, en Frances Allen, como reconocimiento a su trabajo en la optimización de programas que traducen lenguajes informáticos entre sí.
La historia está plagada de injusticias hacia la mujer. Es hora de que estas injusticias desaparezcan y de que la historia cambie.
Estrella Calvo-Rubio Jiménez, 1º Bachillerato B.
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